Lleva la fecha del 3 de julio de 2006 la resolución
con la que el Parlamento europeo denunció por primera vez oficialmente la
situación de deterioro y expoliación que vive el patrimonio artístico y
cultural del norte de Chipre, ocupado desde hace 32 años por el ejército turco.
Sólo desde 2003 los greco-chipriotas pueden cruzar la
línea de frontera entre la República de Chipre y la zona controlada por los
turcos. Desde esa fecha, las principales instituciones culturales del país,
como el Museo bizantino de la Fundación “Arzobispo Makarios III” y el Museo del
monasterio de Kikkos, están inspeccionando el territorio y han llegado a crear
un archivo con casi 20.000 fotografías digitales, relativas a las casi 500
iglesias bizantinas y a los diecisiete monasterios situados en el norte de la
isla, que fueron construidos desde la era paleocristiana a la edad moderna,
pasando por la época bizantina y el periodo de la dominación francesa (siglos
XI-XV) y veneciana (siglos XV-XVI): un patrimonio artístico de inmenso valor,
en gran parte perdido o deteriorado. Son imágenes que atestiguan la urgencia de
una intervención de salvaguardia que proteja la herencia histórica, cultural y
religiosa de esta zona. A Ioannis Eliades, encargado del Museo bizantino de
Nicosia, y a Charalampos Chotzakoglou, profesor de Historia de arte bizantino
de la Universidad de Atenas, va el mérito de haber puesto a disposición este
material, cuyo primer resultado ha sido una exposición fotográfica itinerante,
que en el futuro piensa llegar a todas las capitales de la Unión Europea.
Desde 1974 el número de las iglesias del norte todavía
en función se ha reducido a cuatro o cinco. Setenta y siete fueron
transformadas en mezquitas, tras ser despojadas de todos los iconos y
paramentos sagrados; las demás fueron sometidas a saqueos y destrucciones,
utilizadas como establos para los animales, almacenes, garajes, depósitos de
armas, y tanatorios, hoteles, galerías de arte, night clubs, o
simplemente abandonadas a su destino, sin contar cincuenta edificios sagrados de
los que todavía no se conocen sus condiciones porque se hallan en áreas
controladas directamente por los militares, y otros que han sido demolidos.
Tampoco los numerosos sitios arqueológicos de la zona han quedado libres de
robos y expoliaciones. Otro motivo de alarma es la substracción y venta,
comenzada inmediatamente después de 1974, de mosaicos, frescos, miles de iconos
–se calculan unos 20.000, hoy desaparecidos– en el mercado internacional
clandestino de obras de arte. Un fenómeno que por desgracia es común en muchas
áreas de Oriente Próximo expuestas a los vientos de guerra, pero que en el
norte de Chipre es sistemático desde hace 32 años. Las graves consecuencias son
evidentes.
Uno de los ejemplos más sonados es el de la iglesia de Panagia Kanakaria, donde
existía una obra de arte de inestimable valor. Su mosaico del ábside, de la
época de Justiniano (fechado entre el 525 y el 530), era una de las poquísimas
imágenes que en el Mediterráneo oriental se habían salvado de la furia de los
iconoclastas, pero que en 1979 fue arrancado y dividido en trozos. Representaba
a Cristo en los brazos de la Virgen sentada en el trono, rodeada por los
arcángeles Miguel y Gabriel y trece medallones con los rostros de Cristo y de
los apóstoles. Cuatro trozos aparecieron en Europa en 1988. Un comerciante de
arte turco, Aydin Dikmen, se los ofreció a la anticuaria americana Peggy
Goldberg, cerrando el negocio por un millón de dólares. Pero cuando la señora
Goldberg, mediante el archiduque Geza de Habsburgo y su casa de subastas de
Ginebra, se puso en contacto con Marion True, directora del Paul Getty Museum
de Malibú, para vender los mosaicos por la cifra de 20 millones de dólares, el
Museo avisó a las autoridades judiciales americanas y a la Iglesia chipriota.
Hoy estos fragmentos, que la justicia de los Estados Unidos ha devuelto a sus
propietarios legítimos, están expuestos en el Museo bizantino de Nicosia. Pero
del resto del mosaico no se sabe nada, siempre que el procedimiento
rudimentario para arrancarlo de la pared no haya causado la destrucción de gran
parte de la obra. «La odisea de los mosaicos de la iglesia de Kanakaria»,
escribía en 1990 en el Frankfurter Allgemeine Zeitung el
bizantinólogo alemán Klaus Gallas, al regresar de un viaje por el norte de
Chipre, «es uno más de los miles de ejemplos de obras desaparecidas que solo en
raras ocasiones han podido ser reconocidas como obras de arte robadas».
El famoso monasterio bizantino en el pueblo de Kalogrea, conocido con el nombre
de Antiphonitis, se ha convertido en el símbolo de la destrucción del
patrimonio artístico y eclesial del norte de Chipre. Sus espléndidos frescos,
de los siglos XII y XV, fueron divididos en pequeños fragmentos para ser
vendidos a coleccionistas privados. La enorme representación del Segundo
Adviento o la monumental del Árbol de Jessé y algunas escenas de la Vida de
María están perdidas para siempre. La Iglesia de Chipre ha logrado recuperar
sólo algunos fragmentos, mientras que otros permanecen escondidos en
colecciones privadas desconocidas. Y cuando de vez en cuando salen a la luz, en
los almacenes de las casas de subastas occidentales, comienzan largos pleitos
para tratar de recuperarlos y restituirlos a Chipre. Una operación que no
siempre da resultados: en 1995 un tribunal holandés dictó sentencia contra la
devolución de cuatro valiosos iconos procedentes de la iglesia de Antiphonitis.
También fracasó el intento de devolver a Chipre una puerta procedente del
iconostasio de la iglesia de Agios Anastasios, en Peristerona, cerca de la ciudad
de Famagosta, actualmente expuesta en el Colegio de Arte japonés de
Osaka.
Más suerte tuvieron las 38 piezas del siglo XIII
robadas en la iglesia de Agios Eufemianos, en la aldea de Lyssi, que fueron
vendidas a la Menil Foundation de Texas, y hoy están expuestas en el museo de
la Fundación, en Houston. Los frescos, recompuestos y restaurados, que
representan a Cristo Pantocrator y a la Virgen, deberán ser restituidos a
Chipre en 2012, según el acuerdo entre la Iglesia ortodoxa de Chipre y la
Fundación americana. Pero sólo poquísimos de los 20.000 iconos desaparecidos de
las iglesias del norte han podido ser recuperados. Ha habido también casos en
que los mismos turco-chipriotas han salvado y restituido a la Iglesia ortodoxa
valiosos iconos procedentes del norte. (30giorni.it)
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