Τρίτη 15 Ιανουαρίου 2013

ΤΡΩΑΔΕΣ. ΜΙΑ ΤΑΙΝΙΑ ΤΟΥ ΜΙΧΑΛΗ ΚΑΚΟΓΙΑΝΝΗ


Casi diez años tardó en rodarse la segunda parte de esta trilogía, pero aquí se debía a problemas económicos y políticos muy serios. De hecho, parte del equipo de “Electra” tuvo que abandonar Grecia en 1967 debido a la dictadura de los coroneles. Así que, con este telón de fondo, Cacoyannis se traslada, en su búsqueda de exteriores, hasta llegar a nuestra Sigüenza (Guadalajara) y allí monta sus ruinas troyanas a la española. El papel principal, el de la reina Hécuba, se lo ofrece a su gran amiga Katharine Hepburn, el de Andrómaca a Vanessa Redgrave y el de la demente Casandra a Geneviève Bujold. A Irene le reservó el rol de Helena, a pesar de que en un principio ella contaba con hacer la Andrómaca, mucho más apetecible por su gran carga dramática. Y Cacoyannis no se equivocó tampoco esta vez. Basta con ver qué Helena pretendía mostrar al público: por un lado atractiva y seductora, pero, por otro lado, tremendamente soberbia y desvergonzada, falsa hasta la médula, odiada por todas las troyanas y deseada por todos los griegos. El debate casi judicial entre Helena y Hécuba al final de la película vuelve a funcionar, permitiéndole a la Hepburn y a la Papas demostrar su talento. El cruce de miradas asesinas que se echan la una a la otra es también parte de la interpretación, porque ambas se profesaban una profunda admiración. El resultado de esta nueva incursión en las tragedias de Eurípides fue una película digna, con actuaciones memorables por parte de las cuatro actrices principales, que transmite perfectamente el abatimiento, la angustia, la impotencia y la desolación de todo conflicto armado. No logró el éxito de taquilla de “Electra”, pero tampoco a Eurípides lo aclamaron cuando se atrevió a representarla. Todo lo contrario: el abucheo que le tributaron en Atenas debió ser mayúsculo. 

Alejandro Valverde García (metakinema.es)



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