Los arqueólogos que están realizando excavaciones en la región griega
de Macedonia que han suscitado gran expectativa, ante la posibilidad de
que se descubran los restos de algún allegado a Alejandro Magno,
anunciaron que terminarán sus trabajos “dentro de un mes”.
“Según la arqueóloga que dirige el proyecto, Katerina Peristeri, la búsqueda se terminará dentro de un mes”, indicó la portavoz del ministerio de Cultura Anna Panayiotarea en rueda de prensa en el lugar de las excavaciones.
La visita del primer ministro griego Antonis Samaras en agosto pasado a las excavaciones en Anfípolis intensificaron las especulaciones sobre lo que podría encontrarse dentro del impresionante túmulo, situado a unos 100 km al este de Salónica.
Las excavaciones llevan ya varios años, y llegaron a estar interrumpidas un tiempo por falta de dinero, a causa de la crisis económica que atraviesa el país.
Con sus bosques, sus lagos, sus ríos y sus minas de oro y plata, la región de Macedonia fue el corazón del reino de Alejandro Magno, que vivió del 356 al 323 antes de nuestra era.
La gran pregunta es qué personalidad podría estar enterrada desde hace 2,500 años bajo una colina de tres metros de altura protegida por un recinto de cerca de 500 metros, hecho con mármol traído de la cercana isla de Thasos.
Las hipótesis apuntan a Roxana, la esposa persa de Alejandro, pero también a su madre Olimpia, o a uno de sus compañeros y generales.
Nacido en la antigua Pella e instruido por Aristóteles hasta los 16 años, Alejandro III de Macedonia había formado a los 30 años uno de los mayores imperios del mundo antiguo, desde el mar Jónico hasta el Himalaya.
En 1977, en Vergina, al oeste de Tesalónica, se descubrió la tumba intacta de Filipo II, su padre.
Según los arqueólogos, la posibilidad de que la tumba de Anfípolis sea de la Alejandro es casi nula. Después de su fallecimiento a los 32 años de edad en Babilonia, su cadáver habría sido inhumado en Alejandría, Egipto, sin que ninguna excavación haya llegado a confirmarlo nunca. (AFP, 27/9/2014)
“Según la arqueóloga que dirige el proyecto, Katerina Peristeri, la búsqueda se terminará dentro de un mes”, indicó la portavoz del ministerio de Cultura Anna Panayiotarea en rueda de prensa en el lugar de las excavaciones.
La visita del primer ministro griego Antonis Samaras en agosto pasado a las excavaciones en Anfípolis intensificaron las especulaciones sobre lo que podría encontrarse dentro del impresionante túmulo, situado a unos 100 km al este de Salónica.
Las excavaciones llevan ya varios años, y llegaron a estar interrumpidas un tiempo por falta de dinero, a causa de la crisis económica que atraviesa el país.
Con sus bosques, sus lagos, sus ríos y sus minas de oro y plata, la región de Macedonia fue el corazón del reino de Alejandro Magno, que vivió del 356 al 323 antes de nuestra era.
La gran pregunta es qué personalidad podría estar enterrada desde hace 2,500 años bajo una colina de tres metros de altura protegida por un recinto de cerca de 500 metros, hecho con mármol traído de la cercana isla de Thasos.
Las hipótesis apuntan a Roxana, la esposa persa de Alejandro, pero también a su madre Olimpia, o a uno de sus compañeros y generales.
Nacido en la antigua Pella e instruido por Aristóteles hasta los 16 años, Alejandro III de Macedonia había formado a los 30 años uno de los mayores imperios del mundo antiguo, desde el mar Jónico hasta el Himalaya.
En 1977, en Vergina, al oeste de Tesalónica, se descubrió la tumba intacta de Filipo II, su padre.
Según los arqueólogos, la posibilidad de que la tumba de Anfípolis sea de la Alejandro es casi nula. Después de su fallecimiento a los 32 años de edad en Babilonia, su cadáver habría sido inhumado en Alejandría, Egipto, sin que ninguna excavación haya llegado a confirmarlo nunca. (AFP, 27/9/2014)
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