Patras, el carnaval del Peloponeso
La tercera ciudad de Grecia celebra su capitalidad cultural
Noelia Roman (elpais.com, 21/1/2006)
La tercera ciudad de Grecia celebra su capitalidad cultural
Noelia Roman (elpais.com, 21/1/2006)
Histórica puerta de Grecia
hacia Occidente, Patras se abre este año, más que nunca, al resto de Europa, ya
que se presenta como su capital cultural. Lo hace desde el mar, varada en el
golfo de Corinto, aquel en el que Cervantes perdió la movilidad de su mano
izquierda y al que ahora se dirigen los turistas en su camino hacia las islas
Jónicas o la Grecia continental. Situada a 210 kilómetros de Atenas, en la
entrada del Peloponeso, Patras es ciudad de paso. Mira al Mediterráneo, propone
cultura y aguarda con esperanza. A través de las azules aguas llega hoy una de
sus principales fuentes económicas: los enormesferries que, fletados desde Italia
o el Adriático, transportan pasajeros. Atrás, muy atrás, quedan los tiempos en
los que su puerto era uno de los más activos de Europa y el comercio de la uva
hizo de ella uno de los enclaves más prósperos de Grecia. Aquello permanece en
el recuerdo y en la arquitectura: en sus calles se levantan hermosos edificios
neoclásicos ahora restaurados (gracias a los Juegos Olímpicos y a la
capitalidad cultural).
Patras, la tercera urbe
griega, tras Atenas y Salónica, es hoy sobre todo conocida por su fabuloso
carnaval y por su universidad. Dicen los griegos que no hay joven de su país
que no haya estado al menos una vez, en Patras. O van a estudiar -sus
facultades de ingeniería son las más prestigiosas del país- o a festejar el
carnaval, considerado como uno de los más importantes del mundo.
Son los estudiantes quienes dan color y vida a una ciudad que acoge a unos 200.000 habitantes y que presenta una de las tasas de paro más elevadas de Grecia. Las antiguas fábricas cerraron a finales de los ochenta y durante los noventa, y hoy se han reconvertido en centros de exposición o en locales que acogen actividades lúdicas y culturales. Algunas de estas antiguas naves (la rebautizada fábrica del arte, por ejemplo), así como viejas escuelas ahora restauradas, acogerán las actividades previstas con motivo de la capitalidad cultural. Pero no todo está listo; en Patras, como sucedió en Atenas, aún no se han iniciado algunas de las obras presupuestadas en 17 millones de euros para celebrar la capitalidad.
Son los estudiantes quienes dan color y vida a una ciudad que acoge a unos 200.000 habitantes y que presenta una de las tasas de paro más elevadas de Grecia. Las antiguas fábricas cerraron a finales de los ochenta y durante los noventa, y hoy se han reconvertido en centros de exposición o en locales que acogen actividades lúdicas y culturales. Algunas de estas antiguas naves (la rebautizada fábrica del arte, por ejemplo), así como viejas escuelas ahora restauradas, acogerán las actividades previstas con motivo de la capitalidad cultural. Pero no todo está listo; en Patras, como sucedió en Atenas, aún no se han iniciado algunas de las obras presupuestadas en 17 millones de euros para celebrar la capitalidad.
Esta pequeña urbe aparece
dividida en dos: la parte alta, la más antigua y pintoresca, y la baja, más
moderna y cercana al mar. Desde el frente marítimo se puede comenzar un paseo
que, entre escalones y callejuelas, lleva a la iglesia de Andrés
Apóstol, que allí murió crucificado, y algunas de cuyas reliquias se exhiben en el templo, considerado el mayor de los Balcanes y centro de peregrinación para muchos cristianos. Enfrente, majestuoso, se levanta el faro, cuya cafetería, situada sobre el mar, sirve como centro de reunión de los lugareños. Siguiendo el ascenso, aparece Ypsilá Alónia, la plaza más bonita de la ciudad, también una de las más vivas. Situada en lo alto de una colina, los árboles regalan sombra a la multitud que, por las tardes, llena las terrazas de las pastelerías, cafeterías y tabernas que la rodean. Nadie debería marcharse de allí sin beber un buen ouzo y probar las pitas o los sabrosos pasteles.
Aunque los oriundos abusen del coche, Patras está hecha a escala del peatón. La ascensión continúa hacia el Castro, construido hacia el 551 después de Cristo, que reposa en lo alto de la colina, sobre los restos de la antigua Acrópolis, para proteger la ciudad. En el camino, el viajero topará con el Odeón romano, más antiguo que el de Atenas (160 antes de Cristo), que acogerá, entre otros eventos de la capitalidad, el recorrido que la voz de Maria Farantouri realizará, en julio, por la música de Nino Rota y Manos Xatzidakis. También el hamam turco merece una visita: uno de los pocos de Europa que aún funciona tanto para hombres como para mujeres.
La vida cultural de Patras transcurre en sus museos (el Histórico y Etnológico, el Arqueológico, el de la Prensa y el de Arte Popular), pero también en los locales que han visto nacer a los mejores grupos indiesdel país. Bandas como Raining Pleasure, Abbie Gale o Serpentine se forjaron en bares como el Rocky Rackoon o el Steps, situados en la zona peatonal de Gerokostopoulo.
Apóstol, que allí murió crucificado, y algunas de cuyas reliquias se exhiben en el templo, considerado el mayor de los Balcanes y centro de peregrinación para muchos cristianos. Enfrente, majestuoso, se levanta el faro, cuya cafetería, situada sobre el mar, sirve como centro de reunión de los lugareños. Siguiendo el ascenso, aparece Ypsilá Alónia, la plaza más bonita de la ciudad, también una de las más vivas. Situada en lo alto de una colina, los árboles regalan sombra a la multitud que, por las tardes, llena las terrazas de las pastelerías, cafeterías y tabernas que la rodean. Nadie debería marcharse de allí sin beber un buen ouzo y probar las pitas o los sabrosos pasteles.
Aunque los oriundos abusen del coche, Patras está hecha a escala del peatón. La ascensión continúa hacia el Castro, construido hacia el 551 después de Cristo, que reposa en lo alto de la colina, sobre los restos de la antigua Acrópolis, para proteger la ciudad. En el camino, el viajero topará con el Odeón romano, más antiguo que el de Atenas (160 antes de Cristo), que acogerá, entre otros eventos de la capitalidad, el recorrido que la voz de Maria Farantouri realizará, en julio, por la música de Nino Rota y Manos Xatzidakis. También el hamam turco merece una visita: uno de los pocos de Europa que aún funciona tanto para hombres como para mujeres.
La vida cultural de Patras transcurre en sus museos (el Histórico y Etnológico, el Arqueológico, el de la Prensa y el de Arte Popular), pero también en los locales que han visto nacer a los mejores grupos indiesdel país. Bandas como Raining Pleasure, Abbie Gale o Serpentine se forjaron en bares como el Rocky Rackoon o el Steps, situados en la zona peatonal de Gerokostopoulo.
La vida nocturna de la
ciudad se extiende por otras zonas peatonales, como San Nicolás o Trion
Nauarxon, cuyas cafeterías durante el día se convierten en bares cargados de
ambiente por la noche. Es entonces cuando la gente guapa se deja caer por el
Karavatis, el Cibo Cibo o el Entos-Ektos, en San Nicolás.
En verano, la marcha se traslada hacia la marina, suerte de puerto olímpico barcelonés en miniatura, que concentra algunos de los bares con mejores vistas sobre el mar.
La música es una constante en Patras, que cada verano celebra un importante festival internacional. Pero la joya de la agenda arranca hoy: el carnaval, una de las múltiples herencias venecianas que conserva. Instaurada a mediados del siglo XIX, la celebración implica a toda la ciudadanía. Dicen que no existe habitante en Patras que no colabore, de una manera u otra, en este espectacular montaje, que se prolonga durante todo el mes de febrero.
Los participantes lucen su ingenio en las carrozas temáticas de los desfiles y se disputan el tesoro escondido en algún punto de la ciudad, tesoro que, por cierto, no tiene remuneración económica. El carnaval de este año promete ser de lo mejor con motivo de la capitalidad: invitados brasileños le darán un aire más internacional.
Antes de dejar Patras, un par de excursiones cercanas. La primera, a unos 10 kilómetros del centro, la bodega Achaia Clauss, es el templo delmaurodafni (un tipo de vino dulce, típico de la región). La segunda lleva al hermoso puente de Harilaos Trikoupis, conocido como Rio-Antirio, que desde agosto de 2004 une estas dos localidades separadas por el istmo de Corinto. Es uno de los puentes cableados más largos del mundo y la puerta más rápida de acceso a las joyas del Peloponeso.
En verano, la marcha se traslada hacia la marina, suerte de puerto olímpico barcelonés en miniatura, que concentra algunos de los bares con mejores vistas sobre el mar.
La música es una constante en Patras, que cada verano celebra un importante festival internacional. Pero la joya de la agenda arranca hoy: el carnaval, una de las múltiples herencias venecianas que conserva. Instaurada a mediados del siglo XIX, la celebración implica a toda la ciudadanía. Dicen que no existe habitante en Patras que no colabore, de una manera u otra, en este espectacular montaje, que se prolonga durante todo el mes de febrero.
Los participantes lucen su ingenio en las carrozas temáticas de los desfiles y se disputan el tesoro escondido en algún punto de la ciudad, tesoro que, por cierto, no tiene remuneración económica. El carnaval de este año promete ser de lo mejor con motivo de la capitalidad: invitados brasileños le darán un aire más internacional.
Antes de dejar Patras, un par de excursiones cercanas. La primera, a unos 10 kilómetros del centro, la bodega Achaia Clauss, es el templo delmaurodafni (un tipo de vino dulce, típico de la región). La segunda lleva al hermoso puente de Harilaos Trikoupis, conocido como Rio-Antirio, que desde agosto de 2004 une estas dos localidades separadas por el istmo de Corinto. Es uno de los puentes cableados más largos del mundo y la puerta más rápida de acceso a las joyas del Peloponeso.
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