Las Guerras de los Balcanes fueron dos guerras ocurridas en el sureste de Europa de1912 a 1913. La primera enfrentó al Imperio otomano con la llamada Liga de los Balcanesformada por Bulgaria, Montenegro, Grecia y Serbia. El objetivo de la Liga era expulsar de Europa al Imperio y repartirse sus territorios balcánicos. La guerra acabó con la derrota del Imperio, inferior militarmente a los coaligados, pero por las desavenencias entre estos desembocó inmediatamente en un nuevo enfrentamiento militar, la Segunda Guerra Balcánica. La contienda comenzó oficialmente el 8 de octubre de 1912 y finalizó el 30 de mayo de 1913 con el Tratado de Londres.
En el año 1878, los otomanos perdieron el control en Tesalia, Bosnia y Herzegovina, Novi Pazar, noroeste y noreste de Montenegro, Rumelia y Dobruja.1 Tras la derrota diplomática rusa en la Crisis bosnia de 1908, ésta trató de recuperar su influencia en los Balcanesinduciendo a los países de la península a asociarse bajo su supervisión. En 1911, llegaba también a un acuerdo con Italia para cooperar con ella en la región. El mismo año, la derrota del Imperio otomano ante la misma Italia en la Guerra Ítalo-Turca que le permitió a esta anexionarse Libia y la continua inestabilidad en el Imperio hicieron que los Estados balcánicos viesen como inminente la partición de Macedonia (es.wikipedia.org)
En el año 1878, los otomanos perdieron el control en Tesalia, Bosnia y Herzegovina, Novi Pazar, noroeste y noreste de Montenegro, Rumelia y Dobruja.1 Tras la derrota diplomática rusa en la Crisis bosnia de 1908, ésta trató de recuperar su influencia en los Balcanesinduciendo a los países de la península a asociarse bajo su supervisión. En 1911, llegaba también a un acuerdo con Italia para cooperar con ella en la región. El mismo año, la derrota del Imperio otomano ante la misma Italia en la Guerra Ítalo-Turca que le permitió a esta anexionarse Libia y la continua inestabilidad en el Imperio hicieron que los Estados balcánicos viesen como inminente la partición de Macedonia (es.wikipedia.org)
En aquella época la cuestión de Macedonia volvió a convertirse en tema candente. Cuando Italia, que trataba de demostrar sus “credenciales” de gran potencia con la adquisición de un imperio colonial propio, atacó a los turcos en Libia, en 1911, los Estados eslavos de losw Balcanes –Serbia, Bulgaria y Montenegro- se lanzaron a explotar los problemas del Imperio. Venizelos, sin embargo, se hallaba en un dilema: por una parte, a diferencia de los serbios, los búlgaros y los monteneginos, los griegos “irredentos” no formaban un núcleo de población compacto sino que estaban diseminados por toda la península balcánica y el Mediterráneo oriental y eran, por tanto, muy vulnerables a las represalias turcas; pero, por otra, si Grecia se mantenía al margen, podía perder la oportunidad que se le ofrecía de participar en el reparto del botín que suponía Macedonia.
A pesar de la existencia de intereses contrapuestos, en la primavera de 1912 se firmaron tratados entre Serbia y Bulgaria y entre Grecia y Bulgaria, a la vez que se ponían en marcha las negociaciones para el tratado serbio-griego que se firmó en junio de 1913. En casos anteriores de turbulencia política en los Balcanes –como en 1878, 1885 y durante le época de la guerra griego-turca de 1897-, las grandes potencias habían intervenido de inmediato para proteger sus intereses y el equilibrio político en general. En el verano de 1912, siguiendo la misma pausa, afirmaron que no iban a tolerar ninguna violación de los límites territoriales establecidos. Pero en esta ocasión, los Estados balcánicos no se dieron por aludidos, y el 18 de octubre de 1912, Grecia, Serbia y Bulgaria siguieron el camino marcado por Montenegro (que había preparado su ataque bélico de antemano) y declararon la guerra al Imperio otomano.
Los aliados balcánicos, cuyo contingente militar sobrepasaba con mucho el número de soldados otomanos en Europa, lograron victorias espectaculares y rápidas. A principios de noviembre, soldados griegos habían capturado Salónica, adelantándose sólo unas horas a los búlgaros, que también reivindicaban esa rica ciudad comercial, con el mejor puerto del Egeo septentrional. La Armada griega, recientemente dotada, no tardó en demostrar su superioridad en el Egeo, liberando Quíos, Mitilene y Samos en el proceso. El Dodecaneso, sin embargo, había “temporalmente” ocupado por los italianos a principios del mismo año con la intención de presionar a los turcos para que abandonasen Libia, por lo que las “doce islas” no fueron incorporadas a Grecia hasta 1947. En febrero de 1913, soldados griegos capturaron Yanina, la capital de Épiro. Los turcos reconocieron oficialmente las adquisiciones de los aliados en el Tratado de Londres de mayo de 1913.
Richard Clogg: Historia de Grecia (Cambridge University Press, 1998)
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El 26 de octubre/ 8 de noviembre de 1912 el príncipe Constantino, al mando de las tropas griegas, entraba en Salónica, capital de Macedonia, horas antes de la llegada de las tropas búlgaras, que también deseaban hacerse con el importante puerto. Las victorias búlgaras habían tensado las relaciones greco-búlgaras por la ausencia de un acuerdo previo de reparto territorial. Grecia, al haber logrado el control de la mayor parte del territorio en disputa, se encontró en una posición negociadora ventajosa. Los intentos de lograr un acuerdo de reparto, que comenzó con propuestas griegas una semana después del comienzo de la guerra, no tuvieron éxito ante la gran diferencia de posturas. (es.wikipedia.org)
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