Τετάρτη 29 Φεβρουαρίου 2012

ΑΝΤΙΟ, ΑΛΕΞΑΝΔΡΕΙΑ 1

Nací en la famosa ciudad portuaria de Alejandría, de padres griegos, egiptiotas de la colonia helena egipcia. Ya de pequeña sabía que Egipto era un domicilio provisional para mí. Me sentía como una intrusa porque pertenecía a una minoría. Una minoría que sin embargo tenía fuertes lazos históricos con Egipto, especialmente con Alejandría. Una minoría que había vivido, creado y puesto unos cimientos muy sólidos en el desarrollo agrícola, industrial y cultural del Egipto moderno. Pero ¿qué habíamos construido para nosotros mismos? Fabulosos castillos de arena sobre un terreno que no era sólido, que no era nuestro; por eso, un día, con la marea de los acontecimientos se vinieron abajo. Mi generación, suspendida entre dos mundos y orgullosa de pertenecer al helenismo egipcio, lo pagó especialmente caro.
Crecí con miedo y con sensación de inseguridad; no cabía duda: un día tendríamos que marcharnos de la ciudad a la que tanto amábamos. Desconocía cuándo y cómo, y lo único que deseaba era que nos marcháramos pacíficamente, antes de que se produjesen acontecimientos como los de 1882, que en la historia de Egipto quedaron ligados al nombre de Arabí. Su terrible recuerdo, un eco transmitido de generación en generación, oprimía como una pesadilla mi alma infantil. Por aquel entonces, no obstante, desconocía qué los había provocado.
Dafni Alexandru: Adiós, Alejandría (Destino,1998)



Aunque de origen griego, Dafni Alexandru nació en Alejandría, ciudad donde pasó su infancia y adolescencia. Actualmente vive en Grecia, donde se ha dedicado al estudio de las lenguas, a la traducción y a la ensayística. Es autora del volumen de relatos Marsa Matruj y otros cuentos insólitos. Su novela Adiós, Alejandría, un éxito literario en Grecia, es el primero de sus libros traducido al castellano.
Se trata de una evocación de la historia reciente de Alejandría, de sus habitantes y su ambiente, tan singular y cosmopolita. La narración -basada en experiencias personales y en testimonios ajenos- abarca unos setenta años de la historia de Alejandría: la última época del protectorado inglés de Egipto, la independencia en 1922, el periodo monárquico de Faruk, la II Guerra Mundial, la revolución de 1952 y los inicios del largo gobierno de Nasser.
La autora narra de un modo ameno, leve, lleno de anécdotas muy humanas, con un tinte de lirismo y sentimiento que hace amable lo normal y llena de comprensión los sucesos dramáticos o angustiosos que ha vivido la ciudad y especialmente la amplia colonia de extranjeros. Su testimonio es también un canto a la tolerancia étnica, religiosa, política y cultural. Es un libro bien hilvanado, mezcla de narración autobiográfica, reportaje histórico-costumbrista y recuerdo nostálgico de una ciudad legendaria.
Ángel García Prieto

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