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Ángelos Sikelianós y su esposa Eva, obsesionados con la tradición griega y la revalorización de las ideas filosóficas antiguas, contemplaron la posibilidad de llevar a cabo de nuevo la conjunción Hombre-Universo, repitiendo los modelos que se daban en la Antigüedad. Así surgió la renombrada Idea Délfica, la organización de un nuevo festival dramático en Delfos. Este festival había de entenderse como un acto religioso de comunión entre lo humano y lo cósmico, el Alma y la Naturaleza.
La ubicación de tales espectáculos en Delfos remite de igual modo al mundo de la Antigüedad , el lugar donde se lleve a cabo tal comunión, siguiendo las pausas de misticismo órfico había de poseer calor materno , representación de la Madre Naturaleza, donde pueden gastarse de nuevo las raíces del espíritu cívico. Delfos, el ombligo del mundo, ha demostrado ser en la historia el lugar idóneo donde ubicar tales manifestaciones, de ahí su vehemencia de demostrar el deber del pueblo griego por organizar unos Festivales Délficos, entendidos como una señal más para todos aquellos que sienten la necesidad inmediata de formar un núcleo espiritual capaz de mantener y desarrollar la atracción de nuestra época hacia lo universal, para una nueva aristocracia espiritual.
La Idea Délfica, iniciada en 1921 con su Primer Discurso Délfico: Λόγος Σπερματικός, se desarrolla principalmente en la obra ensayística de Sikelianós. En 1927 se organizan los primeros Festivales Délficos con la representación de la tragedia Prometeo encadenado, con exposición de arte popular, certámenes gimnásticos en el estadio, bailes tradicionales y desfiles, bajo los tintes marcadamente neoclásicos que inspiraba la Grecia de la época, tales manifestaciones artísticas resumían la concepción nitzscheniana de la tragedia: la conjunción de elementos apolíneos y dionisíacos. Después de algunos ensayos sobre el asentamiento de la Idea y la gestación de una febril creación dramática, se llevan a cabo en 1930 –en el clamor del primer centenario de la nación griega- los segundos Festivales Délficos con la representación de Las Suplicantes, en donde bajo la pauta de Eva Sikelianú y su cuñada Isadora Duncan, confluyen la tragedia antigua, la música bizantina y la cultura de la Grecia moderna.
por Isabel García Gálvez
Ángelos Sikelianós y su esposa Eva, obsesionados con la tradición griega y la revalorización de las ideas filosóficas antiguas, contemplaron la posibilidad de llevar a cabo de nuevo la conjunción Hombre-Universo, repitiendo los modelos que se daban en la Antigüedad. Así surgió la renombrada Idea Délfica, la organización de un nuevo festival dramático en Delfos. Este festival había de entenderse como un acto religioso de comunión entre lo humano y lo cósmico, el Alma y la Naturaleza.
La ubicación de tales espectáculos en Delfos remite de igual modo al mundo de la Antigüedad , el lugar donde se lleve a cabo tal comunión, siguiendo las pausas de misticismo órfico había de poseer calor materno , representación de la Madre Naturaleza, donde pueden gastarse de nuevo las raíces del espíritu cívico. Delfos, el ombligo del mundo, ha demostrado ser en la historia el lugar idóneo donde ubicar tales manifestaciones, de ahí su vehemencia de demostrar el deber del pueblo griego por organizar unos Festivales Délficos, entendidos como una señal más para todos aquellos que sienten la necesidad inmediata de formar un núcleo espiritual capaz de mantener y desarrollar la atracción de nuestra época hacia lo universal, para una nueva aristocracia espiritual.
La Idea Délfica, iniciada en 1921 con su Primer Discurso Délfico: Λόγος Σπερματικός, se desarrolla principalmente en la obra ensayística de Sikelianós. En 1927 se organizan los primeros Festivales Délficos con la representación de la tragedia Prometeo encadenado, con exposición de arte popular, certámenes gimnásticos en el estadio, bailes tradicionales y desfiles, bajo los tintes marcadamente neoclásicos que inspiraba la Grecia de la época, tales manifestaciones artísticas resumían la concepción nitzscheniana de la tragedia: la conjunción de elementos apolíneos y dionisíacos. Después de algunos ensayos sobre el asentamiento de la Idea y la gestación de una febril creación dramática, se llevan a cabo en 1930 –en el clamor del primer centenario de la nación griega- los segundos Festivales Délficos con la representación de Las Suplicantes, en donde bajo la pauta de Eva Sikelianú y su cuñada Isadora Duncan, confluyen la tragedia antigua, la música bizantina y la cultura de la Grecia moderna.
por Isabel García Gálvez
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